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«Caí en las drogas por amor»


Cuando escuchamos la palabra «adicción» de inmediato la asociamos con la dependencia de sustancias; sin embargo, también puede darse hacia una actividad o una persona. Al respecto, la psicóloga Circe Morales explicó, durante el programa de Rompiendo mi silencio, que una persona con problemas de adicciones tiene más probabilidades de ser dependiente a una persona o viceversa. Eso fue lo que precisamente vivió Ana Gloria Almaraz. Ella creía ser fuerte, se definía como alguien con el ego muy alto, pero no se había dado cuenta de que tenía una carencia que le dejó la falta de su padre. Aquello la llevó a comenzar una relación que, con el paso del tiempo, se convirtió en una pesadilla. «Pensé que iba a ser algo pasajero; a los pocos días descubrí que él tenía adicciones, pero, no le di importancia porque tenía en la mente que no íbamos a durar. Solo que él me cuidaba, me sentía protegida y, sobre todo, querida por él. Cuando me di cuenta, yo tenía que lidiar con el hecho de que él era mujeriego. Mi carencia me llevaba a querer agradarlo, tenía la idea de que, si no lo hacía, me dejaría; así que empecé a consumir marihuana, al inicio lo hacía acompañada, después, por mí misma», explicó Gloria. Al respecto, la psicóloga refirió que «las adicciones en general no solo afectan la parte emocional de las personas, sino también la psicológica, es decir, sus pensamientos y conductas, ellas no se sienten seguras y necesitan sentirse aprobadas». En el caso de Ana, ella sabía que su problema de fondo no era el consumo de marihuana: «Más que la droga, fue la dependencia y adicción hacia él. Llegamos a terminar, pero regresamos. Ahí fue cuando comenzaron las agresiones. Él no dejó de ser infiel; recuerdo que encontré una de sus conversaciones y, al saberlo, se reventó un vaso de vidrio en la cabeza, pero me echó la culpa diciéndome: “Si no hubieras hecho eso, yo no habría llegado a este grado”. Me quedé callada, mi adicción a él era tan fuerte que dejaba pasar cualquier cosa. La marihuana también afectó mi forma de ser: era extrovertida, pero a consecuencia de esta droga me volví callada y cohibida; además, bajé de peso, no comía y los demás no me reconocían. Me dije a mí misma que necesitaba salir, solo que recurrí a la cocaína, comencé a inhalarla con frecuencia porque provocaba que me sintiera valiente, lo suficiente para defenderme de él», agregó. Si bien ella sufrió agresiones físicas de parte de él, lo más doloroso que vivió fue el abuso y las agresiones verbales: «Una vez le pedí que me dijera que me quería, pero esta fue su respuesta: “Te odio, me arruinaste la vida, hiciste que todo me saliera mal, eres la causante de todo; ve cómo estamos ahorita”. Eso me dolió muchísimo». ¿Pero cuál fue su puerta de salida? «Escuché de la asistencia que brinda la Universal a través del Autoayuda. Me pudieron escuchar y me brindaron asistencia. Para salir, primero me sinceré, acepté que dependía de esa persona y que quería regresar con él, pero que no me hacía bien. Así que decidí soltarlo, ese fue el primer paso. En verdad me costó, fue un proceso, pero finalmente pude superar esto por mi fe. Tuve fuerzas para desechar todo, tanto los recuerdos como las ideas de que él iba a cambiar. Hoy vivo con libertad, me siento segura y valiosa. Todos podemos ser fuertes si buscamos esa fuerza interna», finalizó.

Hay esperanza

Si has estado triste o tienes depresión, te invitamos a participar en las reuniones del Templo de la Fe: Av. Cañoto núm. 259, en el primer anillo de la ciudad de Santa Cruz. Por tu fe, es posible superar el mal del siglo. También puedes consultar el horario de la reunión en la Universal más cercana a tu domicilio.

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