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El perdón es una cosa, la impunidad es otra


Perdonar es una decisión que libera al que fue lastimado, pero no exime al agresor de las consecuencias

La ciencia confirma lo que el Señor Jesús dijo hace dos mil años: el perdón le hace bien a quien perdona. En 2023, en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, una de las más importantes del mundo, se presentó el mayor estudio científico jamás realizado sobre el perdón.

Allí, el tema fue tratado como un asunto de salud pública que, a pesar de ser desatendido en las discusiones sobre atención médica, es eficaz para mejorar la vida, desde la salud mental hasta la conquista de la felicidad. Los estudios comprueban que el perdón beneficia a quienes dejan atrás el dolor, a quienes se relacionan con esas personas y a toda la comunidad.

Con perdón, sin estrés

En 2019, el Congreso de la Sociedad de Cardiología del Estado de San Pablo (SOCESP) presentó un estudio que demuestra que la falta de perdón puede perjudicar la salud cardiovascular, ya que las heridas y el resentimiento generan estrés, provocando el aumento de la presión arterial, la alteración del metabolismo y la disminución del flujo sanguíneo al corazón.

De hecho, la liberación de las hormonas del estrés, como consecuencia de la falta de perdón, ha sido objeto de varios estudios que comprueban que quienes perdonan fortalecen su sistema inmunológico. Por otro lado, el dolor, la ira y la venganza aumentan la irritabilidad, generan tristeza y pueden causar trastorno de ansiedad, síndrome de pánico y depresión.

¿Por qué es tan difícil perdonar?

A pesar de los innumerables beneficios científicamente probados, perdonar no es fácil. La psicóloga Danielli Prado explica que la dificultad de practicar el perdón existe porque es un proceso complejo que involucra emociones profundas, creencias personales y, muchas veces, traumas. “Muchas personas asocian el perdón con aceptar o minimizar lo que sucedió, cuando en realidad se trata de liberar el dolor emocional causado por el otro. Además, el enojo y el dolor pueden funcionar como una forma de autoprotección, lo que dificulta la liberación de estos sentimientos”, explica.

¿El abusador merece perdón?

El tema genera discusión, sobre todo cuando se trata del indulto. Recientemente, un discurso de la cantante y pastora Baby de Brasil generó esta polémica. Durante un culto, orientó a las víctimas de abuso sexual a perdonar a su atacante. El discurso generó polémica en las redes sociales; las personas acusaron a la artista de defender abusadores e incluso fue blanco de una denuncia ante el Ministerio Público de San Pablo.

Baby explicó que no estaba hablando de un perdón que exime a quien cometió un delito de la justicia, sino de un perdón que libera a la víctima de seguir cargando el dolor, la tristeza y el resentimiento generado por el abuso. Días después, el Ministerio Público desestimó la denuncia al no considerar ilícita la conducta de la cantante.

El perdón no es impunidad

Todo delito debe ser denunciado y tratado a través de las vías legales para que los agresores no sigan actuando con impunidad. El perdón de ninguna manera eximirá al criminal de pagar por su crimen. El propio Señor Jesús enseñó que debemos perdonar constantemente (Mateo 18:21-22), y Pablo advirtió que nadie puede pensar que quedará impune de sus errores, porque cosechará las consecuencias (Gálatas 6:7).

Perdonar es deshacerse de todo el daño causado por la otra persona. La psicóloga Danielli enfatiza que perdonar no significa minimizar o borrar el dolor, tampoco justificar las acciones del agresor, romper límites emocionales, acercarse nuevamente a esa persona o dejar de buscar justicia. El que perdona simplemente deja de ser rehén del dolor.

En el caso de las víctimas de abuso, por ejemplo, Danielli dice que “el dolor puede reforzar sentimientos de impotencia e injusticia, perpetuando el trauma” y que el perdón “puede aliviar la carga emocional que lleva la víctima, aportando una sensación de libertad y paz; e incluso mejorando las relaciones futuras, ya que evita que el dolor que sufrió la persona siga influyendo en sus decisiones y percepciones”.

Danielli añade otro beneficio para los que conceden el perdón: «Es reescribir tu historia sin cargar el peso del pasado y cerrando ciclos internos, aunque externamente la situación siga igual. Es un acto interno que dice más de ti y de tu salud emocional que de la persona que te lastimó. El dolor acumulado se convierte en un peso invisible. Perdonar es como colocar el equipaje en el suelo y decidir no cargarlo más; no porque la otra persona lo merezca, sino porque tú mereces vivir con más tranquilidad».

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