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¿En dónde haz puesto tu corazón?


¿Qué o quién ha sido tu tesoro? Saber esto puede ayudarte a entender por qué todavía no recibes el Espíritu de Dios.

Porque ahí en donde pones tu corazón, eso se convierte en tu ídolo. Para que recibas el Espíritu Santo, necesitas renunciar a todo. Jesús tiene que ser el primero en tu vida y la razón de ella. Pero solo cuando colocamos nuestros ídolos, pasiones y corazón en el altar solo así estaremos libres para recibir el Espíritu Santo. Pues no necesitamos estar apegados a nada en este mundo, ya que todo a lo que te apegas, toma el lugar de Dios en tu vida.

«Sin embargo, ustedes no viven según la carne sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en ustedes. Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, no obstante el espíritu vive a causa de la justicia.» (Romanos 8:9-10).

Estar en la carne es colocar, por ejemplo, el corazón en alguna cosa de este mundo o en personas, cualquier cosa que no sea el Señor Jesús y, por eso, la persona no recibe el Espíritu Santo. Y si alguien no tiene el Espíritu del Señor Jesús, no es de Él, aunque sea fiel a la iglesia, o sea pastor, obispo o miembro. Si no tiene Su Espíritu, no pertenece al Señor Jesús y por eso su vida no avanza.

Todo esto no significa que tienes que dejar de querer a tu mamá, papá, hijo o esposo, pero ellos van a estar en segundo lugar, pues el primero es del Señor Jesús.

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